29 de julio de 2009

Gustavo Adolfo Bécquer - Rima I



Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.

26 de julio de 2009

Flores de un domingo de sol


por Diego Karnoubi


Entonces desperté con tu mirada clavada en mi espalda, sugerida en los pliegues de la mañana que dejaba entrever que nada era lo mismo, hace tiempo ya no lo era. Pero domingos a la mañana son pocos, y con tus ojos uno solo. Desperté por la mañana para imaginarte cerca, y de tan real supuse en mi el delirio de quien desahuciado espera de los sueños soluciones. Puesto que no tenía ganas de contradecir lo que parecía decidí seguir en tu compañía hasta que la realidad decidiera destrozar a la sonrisa instalada en el espíritu mío que sólo pretendía creer que algo había cambiado. Entonces nos levantamos, entonces nos miramos, entonces y entonces pretendimos creer que el único obstáculo entre lo real y lo ficticio era el silencio. Y nos hablamos, y te miraba como si ya nada más pudiera ser mirado; porque creo que nada más podría haber sido mirado. Entonces la tarde transcurrió bajo tus pasos y mis creencias. Tus sonrisas y mi ilusión de poderte retener mas tiempo que el que a realidad permitiera.

Fue entonces que creí escucharte decir adiós. Te acercaste, me diste un beso de los que duelen, de esos que se despiden, y con tus manos cargadas de sueños te fuiste para dejar en mi cuarto la única realidad que puede albergar. En verdad habrías sido un sueño; en verdad yo imaginaba; en verdad sólo podría haberte mirado a vos porque nada más podría ser visto un día como este. El resto carece de sentido... domingos como este no son muchos. Con vos uno solo.

14 de julio de 2009

Para qué

Por Diego Karnoubi


Tantos botones, para qué
y tantos manuales que explican, para qué
si tu voz aquí no llega, para qué
o pensar que algo hoy me asusta, para qué
preguntar si será igual después, para qué
pensando si volvieras a la noche temblando, para qué
si es todo lo que hoy escucho y es algo triste, para qué

y para qué renegar del silencio
o para qué esperar lo que hoy se impide
para qué si vos me lo dijiste
para qué sentirme así al saber como llegaste
si alguien te despidiera y yo me mordiera el labio
para qué, si no era yo el que estaba allí, para qué

regalarte una sonrisa que no notes, para qué
para qué esperarte durante horas si no llegarás
pedirte que no olvides lo que dijimos, para qué
el regalo que quisiera hacerte, mi regalo, para qué
si tan lejos estuvieras y no te encuentro

para qué
igual te quiero
para qué
igual no escucho

pasaron siglos hasta tus ojos
para qué tantos sonidos sin tu voz
es vano el intento de escucharlos

tu abrazo ausente en mi cuerpo
para qué

si hoy no te puedo ver.

10 de julio de 2009

Caer

Por Diego Karnoubi


Al fin me dejé caer sobre sus brazos creyendo que me sujetarían, y en la caída recordé el abandono y el olvido que alguna vez suplieron las caricias; pero decidí que ya nada podría pasarme.

Sencillamente me dejé caer esperando encontrarme con sus brazos.
Sencillamente ante sus ojos estoy cayendo.

7 de julio de 2009

(I) Speak to me (II) Breathe

Por Diego Karnoubi

Casi llegando,
doblés del destino

es así tu mano en mis lágrimas
súbitas, cristálicas, dolientes,

casi esperando
curva de las cosas

es así tu silencio en mi espera
trágico, quebradizo, brumoso.

4 de julio de 2009

Alfonsina Storni - La tristeza



Yo sé que algunos dicen que nació la tristeza
En las rosas de sangre que murieron de sed
Porque habiendo tanta agua Madre Naturaleza
No se acercó hasta ellas a darles de beber.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido en la sala
De un hospital de niños, porque piensan que Dios
No puede darse cuenta de cómo es fría y mala,
Para un niño, la ley maldita del dolor.

Yo sé que algunos dicen que nació en esos seres
Que ni creer pudieron ni pudieron amar...
porque dudando huyeron a todos los placeres
De vivir y no osaron entregarse jamás.

Yo sé que algunos dicen que nació en la mirada
Tan mansa y apacible del penitente buey
Porque hay en su cabeza de bruto, esclavizada,
Una torpe inconsciencia de todo su poder.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido en la bruma
Tonalidad del día que nos deja y se va...
Que la creó la noche con su manto de luna
Blanco como una novia muerta sobre el altar.

Pero yo pensaría que nació la tristeza
Después de aquel momento en que algo se logró.
Cuando el triunfo de haber gustado la proeza
No permite aún crear otra nueva ilusión...


1 de julio de 2009

José Saramago - Cantiga de sapo


Ya mastiqué soledad
Tenía sabor de cobre
Y un regusto en la lengua
Más amargo que el óxido

Ya canté con voz de sapo
Las rosas del cielo más cercano
Con hilo cosieron mi boca
En una vara torcida me clavaron

Volé con plumas de ceniza
Sobre las aguas abiertas
Sueño de ala poco firme
Con apariencia de viento

Volví al sapo que era
A mi boca callada
A la triaca a la mordedura
A la vara que me clavaba

Debajo de mí la tierra
Por encima de mí el cielo
La noche va pasando

El silencio la soledad
La mañana aún tan lejos
Las rosas que se marchitan