Suele ser así, eso de empezar la vida con mirada incógnita.
Suele suceder, cuando perdemos por primera vez eso del llanto eterno que dura las cien vidas que vivimos y la única que sentimos propia.
Suele suceder, cuando descubrimos a su voz invitándonos a sonreír eso de temblar de terror y pensar en todo lo que podría pasar, aquello de perder la paciencia, su mirada, el cariño que regresa quien sabe por cuanto tiempo y nos acaricia con sus silencios.
Suele pasar esto de extrañar por las mañanas su color a puro amor y recordar a través de una lágrima sus manos lindas, su promesa de querernos ahora y tal vez dentro de un rato; y que empecemos a necesitar más y más de sus abrazos.
Suele sentirse cálido, blanco, soleado, esto que el paso del tiempo nos recuerde que aún estamos cerca.
Y suele volver esta sonrisa, cada tanto; cada vez y siempre que te veo sonreír a mi lado.