28 de noviembre de 2014

Por Diego Karnoubi


En condiciones normales te diría
mas no hay nada de normal en esta condición mía
y no será condición alguna
ni palabra que surgiera
para decirte

para soñar por vez siguiente un futuro intentaría
ajustado al tiempo mas no es futuro lo que avanza
ni señales de algún instante que aparente serlo
en desechos de constancia
a pudrirse las ideas nacen

al perderse, ya perdida a veces duele
al saber que no es cordura ni oficialmente desquicio
pero obscuro, es obscuro lo que dicen
en silencio, el silencio, su silencio
en susurro, a veces, me aguarda con sigilo

pues ya ves que sin remedio me acobardo
y si fuera condición te lo diría
mas no hay nada de verdad en mis palabras
ni palabra diferente que no sea
la única razón de tu mirada


(Fragmento del nuevo libro "Diáspora hacia ninguna parte")
En pocos días en la calle.

25 de noviembre de 2014

Por Diego Karnoubi


Es mentira la poesía, es mentira lo sensible y mucho menos cierto lo que importa. Ni verdad es la bondad, o que cure, ni que pague, ni que absuelva o que acerque. Es falsa la verdad, la verdad curiosamente miente y te dice cosas que no son ciertas. De nada sirve creer, ni confiar o aguardar cientos de días sentado en un banco de plaza a que llegue el temporal (o quizás a que pase y el sol pegue de costado en tu cara sintiendo un nuevo comienzo); es mentira y de nada sirve. El esfuerzo es verdad, el resultado poco cierto. Cumplir las reglas es cierto, el efecto equivocado. Brindar lo posible es posible, lo improbable es que eso alcance. Seguir es suficiente pero nunca bastante. Creer es necesario, pero ingenuo. Confiar es para pocos, apostar de jugadores, aguardar para pacientes... y la duda me pertenece, al igual que la sonrisa y la calma de saberme equivocado.




21 de noviembre de 2014

Por Diego Karnoubi


Recordemos la tarde desnuda retratada en ceniza, el sábado desdichado, tu cuerpo casi perfecto en tu sonrisa casi olvidada. Repitamos un sueño, las palabras tenues de color arco iris; recordemos el tibio palpitar de un abrazo, la alegría de escucharte, la calma al descubrirte a dos pasos de todo lo que buscaba. Y a veces, cuando la memoria es arrasada por nuevas intenciones no logro desenredar las causas de este entierro de sentires. Si tan solo pudiera recordar adonde íbamos. Si aunque sea pudieras insistir en la forma de mirar. A dos pasos estabas. Sólo a dos. Y te esfumaste inexplicable en la desidia de tus olvidos recurrentes.