25 de noviembre de 2014

Por Diego Karnoubi


Es mentira la poesía, es mentira lo sensible y mucho menos cierto lo que importa. Ni verdad es la bondad, o que cure, ni que pague, ni que absuelva o que acerque. Es falsa la verdad, la verdad curiosamente miente y te dice cosas que no son ciertas. De nada sirve creer, ni confiar o aguardar cientos de días sentado en un banco de plaza a que llegue el temporal (o quizás a que pase y el sol pegue de costado en tu cara sintiendo un nuevo comienzo); es mentira y de nada sirve. El esfuerzo es verdad, el resultado poco cierto. Cumplir las reglas es cierto, el efecto equivocado. Brindar lo posible es posible, lo improbable es que eso alcance. Seguir es suficiente pero nunca bastante. Creer es necesario, pero ingenuo. Confiar es para pocos, apostar de jugadores, aguardar para pacientes... y la duda me pertenece, al igual que la sonrisa y la calma de saberme equivocado.