11 de abril de 2020

Escondidos

Por Diego Karnoubi


En el encierro que agudiza las preguntas, pretendiendo interpelar cada paso, los pasados, el presente y lo que tal vez siga; en el recuadro puesto a nuestros días echados a dormir en un rincón te puedo escuchar, sé que estás del otro lado y no sé si hay alguien más. Son las once de la noche de cada día posible y son todos tan iguales. Sé que estás en alguna parte del escondite en el que nos hemos metido, cada uno por su cuenta y temerosos de encontrarnos. Llevamos la muerte a cuestas, parece, en nuestra sangre la cargamos disfrazada de abrazo, en las palabras se desliza y en el cariño fraterno oculta la daga que perfora nuestros sueños más antiguos; el inicio de lo que fuimos hasta ayer, ese que se echó a perder en la puerta del presente inmenso que se dibuja en el cielo como una masa amorfa bañada de incertidumbre, áspera y solitaria. De pie me encuentro esperando el momento de ser libre, la hora de escapar del miedo y encontrarnos sólo para vernos más de cerca, y si de algo hay que morir al menos será de la mano, mirándote a los ojos, alejado del encierro de esta distancia que abruma.




Por la vuelta... y lo que vendrá (10/2019)

Por Diego Karnoubi


Y preguntás lo que vendrá, y yo que nada sé trato de contener el aluvión de sentimientos que hoy te invaden. De algún modo trato de sujetarte lo más firme, tratando de disimular que lo que ignoro es casi tan grande como el hueco desde el que miro el mundo. Vos sabés, o eso espero, que si estoy en pie es sólo para poder mirarte. Lo que duele del paso del tiempo no son los años, para nada, lo que duele son los heridos, el cariño abandonado, el amor cuando se ensucia, la carne cuando ya no resiste y pretende deshacerse en la memoria como si eso fuera posible. Pero mis respuestas siempre van a ser certeras, lo que ignoro casi no se ve. Lo que vendrá será esta misma incógnita e igual que hoy será juntos. La única certeza posible, la verdad más transparente, mi declaración de eternidad.