14 de enero de 2012

De algún lado

Por Diego Karnoubi


De un lado la palma de mi mano, está allí atragantado el golpe seco sobre el ruido de una tarde, el trote nervioso de los días que atropellaban los nudos desordenados del cabalgar de aquellos pensamientos. Atolondrado fue, mínimamente desorientado al menos, el modo, las características, las formas que tomó mi corazón. Fue tal vez cuando dejé vencerme por el ruido, cuando me atropelló su mirada, cuando la vida se cobró esa distancia inevitable que traen los días incapaces de tapar ausencias... y no es por falta de voluntad, yo lo aseguro, ni por ausencia de intención. Las raíces hicieron tierra en una lágrima que de sonrisas vinieron a nutrirse. Las raíces se incrustaron en el esfuerzo ineludible de su desánimo... y desandé mis convicciones tratando de evitar aquello que sabía. Cuanto esfuerzo que le puse, cuantas ganas, que valiente supe ser. Pero esa tarde. Cada tanto las cosas cambian, tal vez no para siempre, pero cambian y eso es todo.