21 de septiembre de 2009

Revista Ñ


Esta entrada es nomás para felicidad propia. Una pequeña mención de la publicación de mi libro, en la Revista Ñ de Clarín de esta semana.



15 de septiembre de 2009

Entrega de libros

Al que le interese leer algo de poesía (vaya uno a saber si buena o mala) que me avise que estoy entregando sin costo alguno mi último libro en un acto de desapego, inmensa generosidad y pocas ganas de organizar ningún tipo de presentación para venderlos o algo así.

Se supone que en unos días deberían estar en algunas librerías, si es que aún no están, pero la verdad es que mi interés es que a quien le interese lo pueda tener sin tener que andar buscando demasiado a ver si lo consigue o no.


Entonces ya saben... si quieren leer poesía o conocen alguien a quien pueda interesarle me avisan y allí tendrán el libro.

Abrazo y saludos
DK

5 de septiembre de 2009

Resulta

Por Diego Karnoubi


Resulta que en esta noche no hay ahora
que tus ojos están mirando a cualquier parte

y que de algún modo debería aceptar tanto silencio.

Resulta que a este silencio lo comparto sin tus ojos
que tu sonrisa navega en el inhóspito inaccesible del ajeno destino

y que de algún modo no he aprendido nada en todos estos años.

1 de septiembre de 2009

Almafuerte - ¿Por qué no mandas?




Como al nacer el sol en el Oriente
los negros lomos de la tierra inflama,
como Dios al mirar sobre los pueblos
de ansias de lo mejor llena las almas,
en mis tinieblas
casi macabras,
como un rayo de sol fue tu sonrisa,
fulguración de Dios fue tu mirada.

Como brilló una luz en el desierto
para salvar a una nación esclava,
como cruzó una estrella los espacios
al comenzar la Redención humana,
resplandecientes,
a llamaradas,
surgieron, en mi senda, tu sonrisa
y en mi noche angustiosa, tu mirada.

Como el riego copioso de la nube
las duras glebas del erial ablanda,
y los aires impuros purifica
del polvo impuro que su azul empaña,
lluvia de oro,
sonora y franca,
humedeció mis penas tu sonrisa,
purificó mis besos tu mirada.

Como el endeble cráneo de los hombres,
a pesar de caber en sus dos palmas,
la inmensidad del Universo encierra
y sus ruines paredes no se rajan;
así en el parvo
duomo de mi alma,
está como la aurora tu sonrisa...
¡Como todos los orbes tu mirada!

Como pájaro y flor en las agrestes,
pavorosas llanuras desoladas,
son retoques audaces que proyectan
vida, valor, perfume resonancia:
en mi solemne
desierta pampa,
como cántico y flor fue tu sonrisa,
como cántico y flor fue tu mirada.

Como pugna una fuerza prodigiosa
detrás de cada sol y cada larva,
en las moles del mar y del rocío,
en el grano de trigo y la montaña;
tú no me tocas,
tú no me hablas,
y eres la sola vida de mi vida,
su voluntad, su numen, su palanca.

Como en plena luz del mediodía
semejan un incendio las cañadas,
y a los oblicuos rayos de la tarde
tranquilos mares de bruñida plata,
sol de virtudes
astro que ama,
tú, sobre todos mis dolores juntos,
las ilusiones de tu luz levantas.

Como al Señor querría el Ángel malo,
si el Señor le volviese la esperanza
y en el vacío enorme de aquel Odio
la enormidad de su Perdón volcara,
así a raudales,
así a cascadas,
se ha inundado mi pecho de un cariño
que por cielos y tierras se derrama.

Cariño universal que me transporta
más allá de mis dudas y mis ansias,
que me impone surgir del horizonte,
limpio de mis pasiones y mis lacras,
como penacho
de ardientes llamas
que hubiera puesto Dios sobre mi testa,
para darme el dominio de las almas.

Cariño que refunde mis potencias
en la sola potencia sobrehumana
de sentir nada más que lo sublime,
de llorar nada más que por las alas...
¡virgen del cielo
llena de gracia
que bajas a gemir con los humanos
y has hecho de mi espíritu tu alcázar!

Allí estarás como la sola dueña,
allí serás la sola soberana:
como siguen los astros a los mares
tu regirás mis ondas tumultuarias.
Reina absoluta
¿Por qué no mandas?
¡Yo haré que todo el mundo conmovido
se postre de rodillas a tus plantas!

¡Y te haré de mi gloria una diadema,
de mi mente una túnica de grana,
de laureles y aplausos una alfombra,
de mi pecho y mi sangre una muralla:
porque yo tengo
virtud en mi alma,
para llenar de admiración los siglos
si una mirada tuya me lo manda!



Almafuerte
Argentino (1854-1917)