Por Diego Karnoubi
Son, pues, del sol, pues, del son de las palabras o melodías,
escuchando tu cling clang, tu bla bla, tu distorsión,
soñando tus resquemores y tus ganas de no ser lo inevitable.
Pero un día morirás, vos y tus ideas, vos y tus quereres,
tus sabiendas y el orgullo que te trepa hasta asfixiarte.
Serán, de ti o vos la sinrazón del abandono,
de ti serán de vos todo aquello que perdiste por irreal, por altruista,
soñando tus temores y tus ganas de escapar del destino destinado.
Y aquel día morirás, al fin serás de nada misma, de ausencia, de hueco,
tus escritos y teorías, y tu grupo de amigotes que te aplauden y te vivan.
Será de vos absolutamente nada, y del resto otro rato, pero de vos ya nada,
y esperando el nuevo aplauso en la fila de otarios que aguarda tu despedida,
ya ni verás que la verdad no se compra; que la sonrisa se gana, que la vida así te olvida.