Tal vez debí presentarla, pero no. Decidí guardarla para mí, soñarla, seguir pensando que es real hasta que su luz decida despertarme.
30 de junio de 2009
En el ahora de mi ánimo
Tal vez debí presentarla, pero no. Decidí guardarla para mí, soñarla, seguir pensando que es real hasta que su luz decida despertarme.
29 de junio de 2009
Más allá
Después del mar continentes
de la tierra otras cosas
de tus ojos vengo yo
en tu gravedad arrastrado
deambulando los silencios
estrechamente ligados entre sí
mas allá estará el pasado
el que olvido y no me asusta
y después no habrá más nada
por tus ojos que me arrastran
develando su alegría.
25 de junio de 2009
Miguel Rosenzvit - Testamento
22 de junio de 2009
Piedad Bonnett - Tu nombre
Cuando el dolor ha triturado ya el último hueso de mi noche
20 de junio de 2009
Llegué a creer
Llegué a creer en su mirada
tanto así que me asusté y quité la vista
para sólo enmudecer y contemplarla un rato más.
18 de junio de 2009
Demasiada presión
De noche, en el sillón, sentado y esperando. A pesar del consejo decidí abrir la botella de vino; y a pesar también de lo conveniente encendí un cigarro marca calle. Todavía no ceno y no sé si quiero. Por ahora música, solamente; y espero. Pienso en la letra de la canción y me siento protagonista, siempre me sentí identificado con lo que dice. Sólo espero, una estéril forma de esperar. Me sobran palabras absurdas pero me faltan las que debo. Tal vez sea este el destino y aún no me haya dado cuenta; y la historia empieza del mismo modo que termina. Sin certezas voy dando sorbos al vino, pitadas al cigarro, silencios a la espera. De a poco me voy dando cuenta que nada sucede, que las noches sólo traen silencios, que no habrá cena aunque la noche se extienda hasta la madrugada. Y que seguiré esperando porque nací para eso y nadie tendrá más paciencia que yo. Una vida entera destinada a esperar, fabricante de hermosas ilusiones, diferente al resto pero con tantas ganas de parecerme. Entonces, como efecto colateral el vino trae a la temida valentía en soledad. Me imagino declaraciones enteras de todo lo que creo y siento y pienso de forma tan desordenada. Me imagino inciertos futuros en el mismo sillón que me mantiene inmóvil. Imagino su mirada. Imagino felicidad y de pronto me siento feliz. Por algún motivo incierto esa mirada me hace sentir feliz por más imaginada que sea. Algo en la cordura está fallando tal vez, o siempre, pero espero. Y si vuelve su mirada esta noche aquí estaré para encontrarla. Es que aún no entiendo en qué estarán pensando cuando suponen lo que seguramente debería estar pensando. Es sólo una sonrisa. Es solo esa alegría.
16 de junio de 2009
Nick Drake (16/06/2009)
Las letras de sus canciones fueron siempre un abanico lírico. Apenas tres discos oficiales editados: Five Leaves Left (1969), Bryter Layetr (1970) y Pink Moon (1972). Lo descubrió Joe Boyd, el mismo tipo que llevó de gira a Muddy Waters a Gran Bretaña, que produjo el primer single de Pink Floyd y le dio color y forma a la psicodelia inglesa de los sesenta.
El trabajo de su padre hizo que Nick Drake naciera muy lejos de Inglaterra, en Birmania, unos años después del final de la Segunda Guerra Mundial. Durante los sesenta estudió literatura inglesa en Cambridge y extendió su pasión por la música perfeccionándose con la guitarra, el piano, el saxo y el clarinete. Pero las letras le brotaban. Si hasta tenía nombre de poeta. Leía a William Blake y a Henry Vaughan. Escuchaba a Bob Dylan, Josh White, Leonard Cohen y Fairport Convention.
La muerte le llegó muy rápido, pero él la esperaba. Ya en su primer disco, Five Leaves Left, la canción Fruit Tree dice: “La fama no es sino un árbol frutal / tan enfermizo que nunca florece / hasta que su tronco está en el suelo (…) / Seguro en tu lugar bajo tierra / entonces sabrán lo valioso que eras”. Drake era depresivo y sufría insomnio y abruptas crisis nerviosas. Luego de su muerte la Justicia falló que se había suicidado, pero su familia considera que fue un accidente. Lo cierto es que Drake estaba más en otro mundo que en esté, aunque algunos se nieguen a admitirlo.
Hoy es un artista de culto, un personaje que trascendió a su muerte y que se mantiene lejos del circuito comercial. Su vida se resume en sus discos y sus canciones. Y también en sus seguidores: R.E.M, John Martyn, The Cure, Peter Weller, Elliot Smith y hasta Norah Jones, que versionó Day is done. La magia de Nick Drake vive cada vez que alguien le da play a alguno de esos álbumes.
15 de junio de 2009
Alejandra Pizarnik - Cuarto solo
Giuseppe Ungaretti - Poesía
Pablo Neruda... y un clásico
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como el pasto al rocío.
Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro, será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda
Chile (1904-1973)
14 de junio de 2009
Vinicius de Moraes - Poética
Lo que es
ni sentir libertad hasta que seas libre,
de la memoria, de la presencia, de la ilusión
al devenir de los días y lo que en ellos habite
libre de culpa, de prejuicios, de testigos innecesarios.
No sabrás de tu vida hasta que sea tuya
ni sabrás el color hasta que abras los ojos,
en tus manos la verdad desnuda, y tu camino
la única verdad del trayecto que te ha acercado
ensombreciendo de silencios un cúmulo de pasos,
que te abandonan muy cerca de tu próximo paso
en donde habrá un sendero, una sonrisa, un lugar adonde ir.
Desoñando
10 de junio de 2009
Pregunta
escuchar tu pulso tensionado,
pero resulta que vendrán otras voces a responderme;
¿ y cómo podría ser lo mismo ?
7 de junio de 2009
Jaula
1 de junio de 2009
Fernando Pessoa - Fragmentos de "La tabaquería"
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente,
con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada....
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que hizo Napoleón.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito.
Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no ha nacido para eso;
seré siempre el que tenía condiciones;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello,
y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno,
salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido...
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme
y no tuviese otra fraternidad con las cosas
que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
la fila de vagones de un tren, y una partida pintada
desde dentro de mi cabeza,
y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida.
He hecho de mí lo que no sabía,
y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
El disfraz que me puse estaba equivocado.
Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara.
Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
ya había envejecido.
Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado.
Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo
y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime...