Ya mastiqué soledad
Tenía sabor de cobre
Y un regusto en la lengua
Más amargo que el óxido
Ya canté con voz de sapo
Las rosas del cielo más cercano
Con hilo cosieron mi boca
En una vara torcida me clavaron
Volé con plumas de ceniza
Sobre las aguas abiertas
Sueño de ala poco firme
Con apariencia de viento
Volví al sapo que era
A mi boca callada
A la triaca a la mordedura
A la vara que me clavaba
Debajo de mí la tierra
Por encima de mí el cielo
La noche va pasando
El silencio la soledad
La mañana aún tan lejos
Las rosas que se marchitan