3 de febrero de 2016

Por Diego Karnoubi


Hubiera, esa estúpida palabra que habla de aquello que no fue pero sigue convencida, en algún lugarcito de nuestro espíritu, que algo podría cambiarse del pasado. Tan parecida a una súplica esperanzada de milagros que por simple temporalidad no habrán de llegar a golpear a nuestra puerta. Palabra insensata que enciende ilusiones que nacieron muertas.

Hubieras es peor aún, porque recuesta el peso de sus responsabilidades en otra persona, te adjudica fallas en la forma que hubieras decidido el destino. Te pide cambies algo de aquello que ya no se mueve, petrificado, seco de vida y realidad. Un único hecho, una única vez irrepetible pero con sólo nombrarla te carga en los hombros la responsabilidad de no haber sabido actuar en el pasado para accionar un futuro diferente al recibido.

Hubiéramos, sublime forma de contar el fracaso desde cada posibilidad no sucedida, solucionada por una mágica corazonada de saber que si hubiéramos cambiado el pasado la razón del presente nos llevaría a distinto puerto. Destacando ese futuro en el que ya estamos inmersos, el tiempo compuesto, un condicional del pasado escrito y pensado en el futuro que ya pasó a la historia de los presentes usados y puestos a descansar en la memoria.

Por eso te pido no creer en las palabras amor olvidado. La ilusión, que es mezquina y traicionera, es la peor de las derrotas de un espíritu que aún respira. No escuches sus cantos, no sigas sus melodías. Aquello que hubiera no fue, no hay forma de cambiarlo, y aunque hubieras o hubiéramos no será por repetición del tiempo tu triunfo si no más posiblemente por aprender el olvido certero y desilusionado. Nunca creas en los posibles milagros que nazcan del pasado, sólo te llenarán de muerte, de cosas muertas. Mejor observa tus pasos, el suelo que estás pisando, sentir el olor del aire que llena tus pulmones, y si hay algo del pasado que te ayude a seguir iluminando el camino entonces que ilumine. Como en mi camino tu mirada, como en mi aire tu olor, como en mi derrota tu sonrisa.