1 de diciembre de 2014

Por Diego Karnoubi


Y si alguna vez brilló,
y si alguna vez soñé,
y por si acaso hubiera quedado algo,

o este odio disolviera culpas, poco odio, casi nada...

brilla en amarillo sulfuro, pero brilla,
la muerte del orgullo, pero brilla y muere,
en el ocaso, en la caída y algún regreso;

luego está el triste, llanto y atraganto,

nudo en la garganta en el cuello y la barriga
brilla el canto de lo oscuro que es mi sueño
mientras la culpa se come de a uno en este mundo

y habrá un después que será antes de un final

un final que será la nada misma en blanco y negro
ni amarillos brillando, ni estrellas protectoras, ni tu mirada,
cuando quiebran los cimientos del latido que nos acompaña;

seremos la nimia expresión de vida, lo que nos debimos, quizás,

pues te hubiera perseguido a otros mundos, reencarnando,
bajo el mar entre moluscos y crustáceos, en las nubes,
entre estrellas amarillas, entre cielos azul oscuro, en la tierra;

y sin embargo esta mañana nací para recordarlo.