5 de septiembre de 2014

Yendo

Por Diego Karnoubi


A veces, cuando las cosas giran o cuando el horizonte se esconde detrás de las personas, el tenue camino con pretensiones de guía nos muestra sus cartas y la verdad absoluta del mundo. Que no hay rumbo, ni líneas ni flechas, ni nombres de calles. Que vamos por ir nomás, guiados por la ilusión de ser nosotros mismos antes de consumirnos o descubrir que dejamos la piedra fundamental enterrada en el patio trasero de nuestros ideales perdidos. Somos de paso, una huella, un sonido; efímeros como el viento, omnipotentes como dioses, frágiles como el vidrio.