Por Diego Karnoubi
uno planta la semilla, que no crece, en alguna vez, un no crece,
que no ve la luz, ni la noche ni de día, arrastra...
en que parte de la tierra seca uno no ve? por aferrado tal pueda ser, tal vez,
de la no tierra infértil: que parte de la muerte de las cosas?
el susurro chato de las voces tan cobardes que por piedad aún no aplasto
no aplasto de pena, no arranco más que de su idea inclinada
la semilla que no crece abstenida de soberbia y de clamores
en charco de dudas y esperandos, el golpecito en el hombro, sonrisa
y esos dedos que señalan su abandono aterrado de conformes
para quedarse pegaditos en alianza de temerosas diatribas
van repicando los pasos, escuchás el pisoteo de los que temen?
andanada de unos cuantos que se agolpan y que empujan
ves el frente, ves el centro más no será jamás su reflejo, que será?
y es más fácil creer el destino, e inevitable, en los otros que cometen
de los pocos que no callan a la hora del abismo y se enfrentan al vacío
que para caer nacieron, que para aguardar, que surgir;
prefiero a los que han vivido.