12 de junio de 2016

Lo demás

Por Diego Karnoubi


Hoy, despertar incómodo. Desconozco el sentido, irrefrenable, del alud de conciencia al reafirmar que finalmente es uno el que sigue, próximo, destino, cercano. Tan extraño se vive en este otoño que ya no siento voluntad de volver por mis cosas olvidadas; alguien las tomará y serán sus cosas. La posta de los sueños que deja en manos ajenas todo el sentido, las luces, el sonido. Será el frío que retrae la fantasía o el cansancio de estos días con más obligados que energía. Y lo que soñaba se despertó culminando la noche larga de las ilusiones. Ya no sueño ni quiero por el simple hecho de no querer, la negación orgullosa del decidir, felicidad por privación, alegría del no perder aquello que no se anhela evitando la acumulación del resignarse.

Por si acaso hoy me levanté otoñalmente incómodo, rodeado de frío y otras cosas que no importan. Mis gatos se aseguraron que abra los ojos al amanecer y acompañando con su mirada decidieron los primeros pasos del día. Ellos acomodan, ponen en su lugar cada cosa. Después el resto de mi vida, la que sale a la calle, la del otoño, la del ruido y como te venía diciendo, lo demás, el relleno del mundo.