25 de marzo de 2011

Escéptico

Harto de sus miradas de reojo, de su pobre humanidad en sanguinaria panacea desgarrando sus carnes, arrancando sus espíritus, devorándose entre sí con el fin de sentirse brillantes. Pero no en la polvorienta tierra que habitan, no hay forma de justificar su verdad. Son rapaces, hambrientos seres que saben más de adueñarse de las afirmaciones que de hacer una sola reflexión. Sociedad parasitaria y cada tanto hay quien se cansa, quien detiene, quien observa o se anima... pero eso es cada tanto. Porque adueñarse de débiles voluntades no nos hace fuertes, ni el hambre que provoque habrá de generar nuevo sustento, permanencia, sonrisa... o será que ya nada creo, o que sólo desde aquí se ven como ratas, pequeñitos seres juntando sus trozos de queso, moviendo sus palanquitas, girando en sus rueditas.